La historia oficial aún no reconoce en toda su dimensión el valor de Leoncio Prado como héroe nacional, ni repara en su incansable lucha por la libertad de América que le valió el título de Prócer de la independencia en Cuba destacando su liderazgo en la captura del primer barco español que cambió de bandera. Tampoco cuenta mucho que a muy temprana edad abandonara sus estudios para combatir en aguas chilenas contra la armada española que buscaba retomar el control perdido en estas tierras. Luego haría lo mismo en el combate del 2 de mayo que le valió el reconocimiento del Comandante General de la Escuadra Peruana que le hace entrega de su espada “en premio y honor a su sereno comportamiento”.

Más tarde, el ya coronel Leoncio Prado Gutiérrez, bajo las órdenes del Ejército de Cáceres luchó hasta el final de sus días contra un ejército de ocupación que definió como “de invasión y conquista”. Efectivamente, el capital chileno, asociado al imperio británico, buscaba usufructuar las riquezas peruanas del guano y el salitre apropiándose de sus regiones más ricas. Al hacerlo, Prado se enfrentó a la aristocracia limeña y al general Miguel Iglesías quien, ante la derrota del ejército patriota en Humachuco, envío una delegación a felicitar al general chileno Gorostiaga. Luego le sería devuelto el gesto siendo colocado como Presidente para firmar la entrega de parte del territorio nacional en el sur

Esa consecuencia de Leoncio Prado a la lucha contra la capitulación es algo que la aristocracia de todos los tiempos no le perdona pues ellos solo saben de negocios privados, lucros y demás ventajas particulares que les da el poder. Los homenajes oficiales suelen ser superficiales poniendo acento en lo individual mas no en los ideales colectivos que movieron su generación en la que destacó con luz propia. Por eso también, la gesta libertaria de Prado en varios países es minimizada u olvidada. La lógica mercantilista oficial no entiende como un joven que lo tenía todo, deja sus comodidades para pelear por causas “ajenas”. Leoncio Prado era el hijo del presidente Mariano Ignacio Prado que ayudó a la causa cubana razón por la que también tiene un reconocimiento en Cuba. Leoncio tenía la vida encaminada como estudiante de Ingeniería en EEUU y abandona sus estudios y comodidades para pelear como el CHE, “en cualquier lugar donde un grito de libertad requiera de sus modestos servicios”.

Muere fusilado “por el delito de servir a su patria” a la edad de 30 años luego de haber librado una vida de guerras y aventuras desde muy temprana edad, siempre del lado de causas justas y libertarias. Es ejemplo para las jóvenes generaciones. Es quizá lo que más temen las clases dominantes que han tratado de reducir su recuerdo al episodio de su trágico final. Es así como un ex congresista descendiente de un desertor de Arica pretendió desacreditar vanamente su valía negando su fusilamiento buscando con ello desdibujar su legado histórico.

Dan fe de su arrojo y valentía en esos momento finales historiadores calificados como Basadre y otros, incluyendo el Centro de Estudios Históricos Militares, y el colegio Guadalupe donde cursó sus estudios secundarios, al igual que su hijo Leoncio Prado Pacheco (mi abuelo), mi padre y yo mismo con lo que completamos 4 generaciones continuas en aulas donde los estudiantes, en la guerra con chile y en otras jornadas, mostraron un alto valor de rebeldía ante la injusticia.

En 1879 el Perú sufrió una guerra expansionista de carácter económico para beneficio de capitales foráneos, en el 2020 sufrimos otra guerra de largo aliento pero de baja intensidad, con ocupación económica al servicio de grandes transnacionales. A los jóvenes del Centenario les toca rescatar la memoria de Leoncio Prado y seguir su ejemplo. Es el mejor homenaje que se le puede hacer al cumplirse el 15 de julio un año más de su temprana muerte en Huamachuco.

Escribe: Tito Prado 16/07/2020

Dirigente Nacional del Mov. Nuevo Perú