En lo que va del año 5 mujeres han sido víctimas de feminicidio en el Perú, una cada 48 horas. Las cifras son escalofriantes, en el 2018 fueron asesinadas por sus parejas 146 mujeres, algunas con una crueldad terrible. No es algo con lo que se pueda convivir sin generar alguna reacción colectiva.

Cada muerte victimiza a todas las mujeres porque corren riesgos por el solo hecho de ser mujeres en una sociedad donde impera el patriarcado, el machismo, el macho alfa, y tantas barbaridades con las que se programa a los hombres para considerar a sus parejas como “su propiedad”. El sistema de propiedad capitalista extiende sobre la sociedad el sentido de clase en todos los órdenes de la vida, reproduce ese concepto de propiedad sobre los hijos y sobre las mujeres, por eso es tan profundo.

Tenemos mucho que reflexionar y debatir para entender esta violencia de género y atacarla con todo. Hay que convertir la indignación en palanca de acción para movilizar la conciencia, los corazones y la furia colectiva en primer lugar sobre el Estado puesto que el feminicidio lejos de reducir aumenta a pesar de las grandes movilizaciones de NI UNA MENOS. Esto es así porque impera la indiferencia y la impunidad en las instituciones que deberían proteger a las mujeres.

Veamos el último caso en el Callao, el asesino es nada menos que empleado del Ministerio de la Mujer. Ha actuado en su hora de trabajo y con la ropa de reglamento. ¿No es suficiente ilustración para ver la dimensión del problema?

En Bolivia, Evo Morales está ensayando una política de prevención que empieza en los colegios. ¿No deberíamos prestar atención a ello? Aquí, por el contrario, hay movimientos que fomentan la discriminación contra las mujeres y hasta buscan apartar la educación sexual de las aulas.

Mucho por hacer sin duda, pero no queda otra que sumarse a todas las iniciativas en curso que vayan en dirección a combatir la violencia contra las mujeres.

Por: Tito Prado   10/01/2019

Dirigente Nacional  del Nuevo Perú